jueves, 18 de agosto de 2011

Benito el Maldito


Parece que me hubiese tomado en serio lo del “buey mudo”, pues hace casi tres meses que no digo ni pío en estos lares. La verdad es que los ecos y posos de aquel discurso, primero, y la dura vida del turista, después, adobados ambos con la inevitable molicie veraniega, me han dejado en situación de oír y callar -¡con la que está cayendo!-, que así, por otra parte, se está más guapo.

Pero en mi condición de paladín de la heterodoxia y “oráculo de la Antigüedad” –como me ha bautizado mi amiga Mónica la antropotúrmica religiósofa- no he podido contenerme de salir con la escoba al paso de la visita de Benito 16, no con la ingenua intención de barrer la polvareda que están levantando jóvenes y jóvenas, sino, si acaso, de propinar algún que otro escobazo a esas molleras llenas de serrín.


Neti , neti: “no es esto, no es esto”, como dicen los hindúes. Ya lo dije en mi otro blog - que por cierto estoy deseando retomar aunque sólo sea para sumergirme y adentrarme en los enigmáticos laberintos del mundo antiguo y huir del oleaje y la ensordecedora algarabía del actual-. Allí defendía que la muerte de Hipatia de Alejandría, si es cierto que había sido un golpe bajo al paganismo, más nefasta resultaría para el propio cristianismo plural, que por entonces aun estaba efervescente. Y aquí  defiendo que no son los laicos no cristianos –que también lo hay cristianos- los que más motivos tienen para indignarse con la visita-invasión de Benito 16 y sus huestes de jóvenes infóllidos, sino los cristianos sinceros que, atónitos como un servidor, contemplan escandalizados la estupidez de sus correligionarios.
 

No estaría de más que unos y otros leyesen el manifiesto que en julio escribieron los cristianos de base de Madrid:
 

Me he permitido extraer algunas perlas:

La visita que desearíamos de un seguidor de Jesús cualificado en la Iglesia católica como es Benedicto XVI, debería ser siempre desde la sencillez y la humildad y nunca desde la ostentación y el poder.
Para montar un evento masivo y triunfalista como la JMJ, el papa ha tenido que aliarse y dejarse subvencionar por la gran banca, las multinacionales y los “poderosos de la tierra”.
Ante este hecho tan escandaloso muchos cristianos y cristianas sinceros, recordando aquella máxima de Jesús “no se puede servir a Dios y al dinero”, se sienten perplejos, y se preguntan
¿no son estos superpoderes los que han provocado la crisis que está haciendo sufrir a tanta gente, los que están eliminando el pequeño estado de bienestar, tan fatigosamente logrado en nuestra aún débil sociedad, y los que nos están volviendo al capitalismo más rancio e inhumano?
¿No son éstos los que están secuestrando los recursos naturales del Tercer Mundo, explotando a sus gentes con salarios de hambre, sometiéndolos a nueva colonización y condenándolos a malvivir en la sumisión, el olvido y la ignorancia?
Parece que estoy oyendo al poverello Francisco de Asís y, en lo que sigue, a alguno de sus seguidores, como Guillermo de Okham:
La visita del Hermano Mayor -es suficiente este estatuto jurídico-teológico- a una iglesia local debería servir para confirmar la igualdad de las cristianas y cristianos de esa iglesia y para reforzar su articulación democrática, nunca para legitimar un poder absoluto propio o el de unos pocos varones sobre una masa de súbditos sometida y silenciosa.
Ni el papa es el vicario de Cristo, porque no puede sustituir nunca a Cristo, -y mucho menos vicario de Dios-, ni ninguna persona es más que nadie en la Iglesia de Jesús.
No es humanamente posible que una sola persona, o un pequeño grupo, pueda tener, en un mundo diverso y globalizado como el de hoy, toda la verdad y decidir sobre las prácticas de millones de personas diversas y dispersas.
Sin olvidar la defensa del pluralismo y la heterodoxia:
Esta visita del papa nos tememos que va reforzar aún más ese uniformismo doctrinal y moralizante que, con un discurso único, va eliminando a su paso todo el resto de inteligencia y racionalidad que aún queda entre nuestros teólogos y pensadores. Ignorando decididamente el enorme pluralismo que existe en estos terrenos entre los cristianos y cristianas españoles nos tememos que se va a intentar reforzar más firmemente su actual organización piramidal y jurídicista que deja culpablemente a la intemperie a todos sus sectores más críticos y a sus organizaciones más laicas.
Como se dice en castizo, con un par…  
Nada que añadir ni objetar a tan atinado manifiesto.  Aunque, a decir verdad, no me quedo satisfecho sin volver a recomendar para estos casos jurar en arameo, como bien habrán podido practicar con satisfacción garantizada aquellos aplicados seguidores de este blog que allá por diciembre del pasado año se pusieran manos a la obra con el curso de arameo en la red que un servidor aconsejaba. 
Por mi parte, y por esta vez, sólo un último y breve juramento en castellano: ¡maldito Benito!
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las jornadas mundiales de la juventud organizadas por la Iglesia, que se están celebrando en España, y financiadas por empresas privadas, seguidores de su fe, y el propio estado, con un coste de 100 millones de euros, demuestran claramente el infinito e infalible poder que sigue teniendo la Iglesia en el mundo y sobre todo en España. Estas jornadas alejan aún más a nuestro país de un estado laico y aconfesional, provocando un movimiento retrógrado atemporal. Me parece terrible e indecente que aún en el siglo XXI, la Iglesia siga teniendo excelentes privilegios económicos (más de 10.000 millones de euros al año), jurídicos y políticos, más aún cuando la Iglesia proclama que el aborto es un asesinato, y nos impone sus modelos de familia y de educación, entre otras lindezas, poniendo así en duda la legitimidad de los poderes públicos que elaboran y aprueban las leyes.

Y siguen con sus fábulas y su pulsión de muerte, con su martirio, con su herida, con su dolor, con sus lágrimas, con su cruz. El Arzobispo de Toledo, Don Braulio Rodríguez, en su homilía de la fiesta de la Asunción de la Virgen del pasado 15 de Agosto, dice que a los hijos (“pobrecillos blandengues”) hay que educarlos en el “oro de la oración” y enseñarles “el peso de la historia y el amor a la verdad”; ¿Qué historia, que verdad? ¿La de la Iglesia?, como decía Jesús: “la libertad está en la verdad”. ¿Cuándo la Iglesia nos ha contado la verdadera historia? El Arzobispo de Toledo sigue: “Desde el momento en que no se le educa para el martirio-el testimonio-, las caricias pueden muy bien multiplicarse, suaves y protectoras: preparan al suicido”. Que fuerte, si es que llego a entenderlo, ¿acaso sabemos algo de los suicidios existentes en Los Seminarios provocados por caricias suaves y protectoras? La fábula continua: “Al dejar al Verbo tomar carne de su carne, ella le daba a Dios la capacidad de sufrir en un alma y un cuerpo de hombre” y sigue “Otras, sin duda, ante el presentimiento de un destino tan terrible, habrían pedido abortar”. La Iglesia nos quiere decir, que al mundo se viene para el sufrimiento y el dolor, y queda abolida la ciencia, el placer, la razón, el conocimiento, lo voluptuoso. Siguen con la doctrina del tal Pablo de Tarso, pobrecillo blandengue, aborto que tenía una espina clavada del diablo odiándose asimismo. Creo que en estas Jornadas Mundiales de la Juventud, la inteligencia no juega un buen papel y la salud mental es muy escasa.

Allá ellos con su fe, allá ellos con su Dios y con sus representantes, allá ellos con sus rezos y plegarias, que sea el creyente el que financie estas jornadas y este absurdo. De mis impuestos, al Papa cero, yo no le espero. Estado laico ¡ya!

Jesus Fernandez

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